lunes, 13 de julio de 2009

Memoria

Partimos de que hay dos memorias una conciente y una inconciente.

En la técnica del caso por caso privilegiamos el uso de la memoria inconciente. Aparece en la ejecución pianística a modo de memoria de la mano, memoria del oído, memoria de la vista. La memoria inconciente es la sumatoria de todas las memorias que utilice el ejecutante y que no le insuman el uso de la conciencia. Investigamos cuál memoria o cuales de ellas utiliza el ejecutante, se las damos a conocer, vamos sondeando de qué modo utiliza cada una y ejercitamos su uso.

Consideramos que la memoria conciente es absolutamente ineficaz para la ejecución. Esta es muy poco fiel y además se ve perturbada muy fácilmente. Su poca fidelidad se debe a que la conciencia es capaz de percibir una sola cosa por vez, si uno piensa en una cosa no puede pensar en otra. Además la memoria conciente viene de la mano de algo muy perjudicial para la ejecución que es la crítica. Repetidas veces pianistas nos han manifestado que si están tocando y tienen algún pensamiento se les corta la memoria o se equivocan. Y generalmente estos pensamientos van relacionados con alguna valoración sobre cómo están tocando.

Nosotros trabajamos para que el alumno deje que su memoria se desenrolle a modo de una larga cinta. Dejamos que esta se vaya construyendo en sus registros corporal, auditivo, de la vista.

Dejamos que se vaya formando y después es cuestión de dejar que así como se formó se vaya evocando sin ningún esfuerzo en especial.

Quiero hacer un comentario: varias veces me pasó al proponer el trabajo de ejercitación de esta memoria que el alumno me manifestara que si dejaba librado a la memoria inconciente iba a salir cualquier cosa. Efectivamente el alumno tocaba y había errores e infidelidades de la memoria. Entonces le digo a mi alumno que la memoria inconciente no es que nos hace tocar cualquier cosa. Es la que realmente sabe, que seguramente lo que ocurrió es que en el momento de tocar seguramente se encontraría pensando en que si dejaba la memoria librada al azar, se equivocaría. Y esto es lo que realmente sucede.

No se puede estar a la vez en el registro inconciente y el conciente. Uno anula al otro.

Un ejemplo de memoria de la mano trabajado con un alumno:

Este alumno tocaba el Vals de Brahms en La bemol Mayor: en los dos acordes finales encontré un ejemplo de cómo funciona esta memoria.

Mi alumno intentaba encontrar (concientemente) los acordes finales que no recordaba. Pero lo que sí noté es que aunque no tocara los acordes tal cual eran, la ubicación de su mano era tal cual como eran los acordes. Considero que la posibilidad de recordad estaba obstaculizada por el tratar de recordar.

Le mostré en ese mismo momento lo que estaba sucediendo con su mano, y con su oído que estaban tratando infructuosamente de recordar.

Propuse volver a la partitura y tocar un par de veces, luego volvimos a sacar la partitura y ahora sí dejar que la mano recordara sola. La memoria se volvió a armar como un rompecabezas sin ningún esfuerzo.

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