Recuerdo algunas de las últimas clases con Vera Govoretzky, mi maestra.
Yo había terminado de tocar, y Vera me dijo que le había gustado mucho lo que había tocado. Entonces le dije algo que había pensado durante toda la semana de trabajo: "Sabe - le dije- en realidad, para estudiar sólo me concentré ( o me enfoqué, o pensé, algo así...) en escuchar por dentro mío lo que quería que sonara. Después me relajaba cada vez más y empezaba a tocar." Y entonces Vera me miró y me dijo: "Y sí, es así" "La técnica sólo sirve para cuando uno no está inspirado"
Muchos años después me encuentro yendo y viniendo por la técnica, volviendo a descubrir muchas veces más lo mismo: que la técnica, esa técnica es algo que se va construyendo dentro de uno como resultado de un proceso y nunca como principio del mismo. La técnica, al fin, es el estilo, las herramientas que uno fue armando (con ayuda de su co-equiper profesor) para tratar de explicar-se cómo ocurre eso de tocar y de emocionarse con lo que uno toca.
En ese momento, reconstruyo hoy, años después, me volví a encontrar con el principio de todo: en el principio estaba la relajación, la soltura como a Vera le gusta decir.
Por lo tanto me queda pensar que la técnica no es eso que queremos creer los músicos, o muchos de nosotros. No es una realidad inconmovible a la cual hay que rendirle culto todos los días, todas las horas. La técnica es un proceso, una construcción que se va produciendo a lo largo de los tiempos que uno va tocando, y por lo tanto es algo vivo, que se va modificando y que uno vaya a saber por qué quiere creer que es algo cristalizado y único.
Por eso se me dio por pensar que la técnica es una metáfora de cómo tocar un instrumento, una forma de explicar cómo alguien logró abordarlo. Pero como todo, cuando, por ejemplo Scaramuzza explicaba cómo tocar (Y hasta el modo que usaba de explicarlo) era tal vez el modo como él había logrado explicarse. Pero no por eso estaba frente a una verdad universal.
Es por eso que hoy día, sigo cuestionándome esta pleitesía que hay que rendirle a la técnica, cuando la música comienza cuando uno puede animarse a desarmar, a transigir, a conmover, a errar. Y si no, la música queda en otro lado...
1 comentario:
Querido maestro: qué placer leer tu blog, caramba! =)
En relación a la cuestión sobre la Técnica que vos traés (y no es casual la mayúscula): existe, anda dando vueltas por ahí, y será un síntoma epocal (o no) de nuestra cultura, que desde Sarmiento hasta nuestros días, la pregunta y repregunta sobre la Estructura ideal, a priori, que sea la garantía matemática del éxito-progreso ocupa el centro de la discusión, sólo porque no podría ocupar otro lugar.
Cuántas voces no entran en este supuesto diálogo!
Espero que estés muy bien; muchos saludos a la flia.
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