Todos nosotros nos hemos encontrado más de una vez, seguramente, intentando algún recurso para que la clase no se nos "cayera". Un alumno que no está "motivado" nos hace tratar de hacer que el proceso siga funcionando. Es así que muchos hemos creído que el alumno, cuando está en este estado, está aburrido. Y por lo tanto pensamos que lo mejor es hacer que la clase sea divertida, para que el alumno no se aburra y no se vaya.
Creo que a nivel no visible, latente va sucediendo otra cosa, y de eso quisiera hablar.
Según puedo observar, nuestro trabajo en un trabajo de lucha constante contra la frustración. El alumno no se está aburriendo, el aburrimiento es sólo la cara visible de algo más profundo: el encuentro con la dificultad suele generar frustración. Podemos agregar que, mientras se está aprendiendo, el encuentro con la frustración es continuo. El alumno se frustra y se aburre, el profesor se frustra y se enoja. Porque el camino a recorrer es tortuoso la mayoría de las veces. Entonces pienso que a la hora de trabajar, debemos tener siempre en cuenta esto: el alumno viene con una estructura cerrada, estructura que, al proponer el aprendizaje conmovemos. Las reacciones son de lo más varias y el aburrimiento es una de ellas.
En el trabajo deberemos ayudar al alumno a reconocer ese punto de frustración y tal vez ayudarlo, cuando está muy bajo a poder tolerarlo.
Música, psicoanálisis y enseñanza de la música. Tres pasiones. ¿Lograremos algo poniendo a convivir estos tres campos? ¿Cuáles serán las tensiones que producirán? Bien, para hacerme y hacernos estas preguntas pues, este blog.
jueves, 26 de mayo de 2011
martes, 24 de mayo de 2011
Modalidad de aprendizaje
La Psicopedagoga Alicia Fernández acuñó este concepto para poder hacer una lectura de las dificultades de aprendizaje en la clínica psicopedagógica.
Me parece de una gran riqueza, y de una gran utilidad en el ámbito de la enseñanza musical.
Uno de los momentos más importantes y creativos en nuestra práctica para mí está relacionado con el desafío de articular nuestra batería conceptual y teórica con el momento de la praxis. Una cosa es lo que nosotros pensamos que debemos enseñar y otra cosa es el encuentro con el alumno. Trabajando con el alumno nos encontramos permanentemente con la dificultad. Uno de los aspectos más dificultosos es el poder adaptar, o convertir al mundo y al lenguaje del alumno aquello que queremos transmitir, y ayudarlo a procesar lo que queremos enseñar. Es por eso que el estudio de la modalidad de aprendizaje del alumno nos da una herramienta de gran eficacia.
Ante todo debemos observar cómo el alumno reacciona frente a lo nuevo, de qué modo se defiende, cuánto se frustra, cuánto puede seguir adelante a pesar de la frustración. También el registro de la respuesta corporal, la tensión son indicadores de importancia. Para mí, en mi práctica es importante que el alumno esté al tanto de lo que voy encontrando, porque de ese modo puede el también conocer ciertos límites. A mí me da la posibilidad de encontrar por dónde puedo entrar y por dónde no debo meterme: por ejemplo, a un alumno hiperexigente uno no puede ordenarle que no se sobreexija, pero sí puede encontrar modos de mostrarle que su sobreexigencia sólo lo lleva a mayor frustración y que no lo ayuda en el aprendizaje, al contrario se lo posterga...
Lo más difícil para mí sigue siendo encontrarme con estos aspectos del alumno y lograr complementarlos para que se pueda seguir desarrollando.
Me parece de una gran riqueza, y de una gran utilidad en el ámbito de la enseñanza musical.
Uno de los momentos más importantes y creativos en nuestra práctica para mí está relacionado con el desafío de articular nuestra batería conceptual y teórica con el momento de la praxis. Una cosa es lo que nosotros pensamos que debemos enseñar y otra cosa es el encuentro con el alumno. Trabajando con el alumno nos encontramos permanentemente con la dificultad. Uno de los aspectos más dificultosos es el poder adaptar, o convertir al mundo y al lenguaje del alumno aquello que queremos transmitir, y ayudarlo a procesar lo que queremos enseñar. Es por eso que el estudio de la modalidad de aprendizaje del alumno nos da una herramienta de gran eficacia.
Ante todo debemos observar cómo el alumno reacciona frente a lo nuevo, de qué modo se defiende, cuánto se frustra, cuánto puede seguir adelante a pesar de la frustración. También el registro de la respuesta corporal, la tensión son indicadores de importancia. Para mí, en mi práctica es importante que el alumno esté al tanto de lo que voy encontrando, porque de ese modo puede el también conocer ciertos límites. A mí me da la posibilidad de encontrar por dónde puedo entrar y por dónde no debo meterme: por ejemplo, a un alumno hiperexigente uno no puede ordenarle que no se sobreexija, pero sí puede encontrar modos de mostrarle que su sobreexigencia sólo lo lleva a mayor frustración y que no lo ayuda en el aprendizaje, al contrario se lo posterga...
Lo más difícil para mí sigue siendo encontrarme con estos aspectos del alumno y lograr complementarlos para que se pueda seguir desarrollando.
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