viernes, 15 de abril de 2011

Yo quisiera saber qué hacer!

Hoy me encontré con mi amigo Gregorio Szames. Nos encontramos subiendo las escaleras del Conservatorio. 
Gregorio me comentó que a veces le parecía que las ideas publicadas no daban muchas respuestas. 
Me dejó pensando. Pensé que, tal vez al modo psicoanalítico, me haya acostumbrado (si es que existe el acostumbrarse) a tolerar las dificultades que me traen las faltas de respuestas, o el exceso de preguntas.

Me parece que el poder sostener ciertas ambiegüedades e incertidumbres, llevan a poder avanzar especialmente con los alumnos que resultan más complicados. Pero por otro lado el alumno viene hacia nosotros con la necesidad de respuestas. Me gusta la docencia así, que vaya navegando y tomándose de las singularidades del camino. 
Pero, por otra parte, reconozco que tampoco es necesario que se hagan estas cosas para poder enseñar! 
A mí la docencia me despierta estas curiosidades, y busco poder hacer algo con ellas. Me da curiosidad ver qué hay más allá, por algo soy psicoanalista.
Pero, definitivamente, no pienso que mi docencia sea la mejor...

jueves, 7 de abril de 2011

Ayer

                                                            A mis maestras Vera Govoretzky y Ana María Floriani de Russo

Fue una entrada con algo de nervio, pero fue una entrada con un sentimiento de extrañeza. Qué lugar era ese?
Allí estaba el piano, aquel piano... Viajé por la memoria, y me dí cuenta que ahí había pasado prácticamente ocho años de mi vida... un montón.
Qué rara sensación, abrí el piano y me senté a tocar. Me dejé llevar. Volví a escuchar ese Bechstein que siempre me gustó tanto. Me acordé mucho de Ana María Floriani, mi querida Ana, mi profe que tanta paciencia me tuvo y que me esperó ahí todos los lunes durante esos ocho años.
Y ahora me tocaba a mí. Estaba tan emocionado que necesitaba compartir con alguien ese momento. Mañana mismo la llamo, me dije. También pensé ¡Qué emoción cuando Vera se entere! Vera, que tanto me empujó para que hiciera el Conservatorio.
Me acordé de todo eso, fue un  momento realmente encantador. Allí estaba yo, entrando al Conservatorio Juan José Castro en mi primer día de clase, ahora siendo profesor.
Estuve muy agradecido a mis maestros por todo lo que me enseñaron. Fue una emoción compartida con ellos...